La toxicidad de metales pesados en el medio ambiente depende de una serie de factores fisicoquímicos y biológicos. La complejidad de estas relaciones ha alentado el uso de bioensayos para la medición directa del impacto de metales tóxicos en especies de ensayo seleccionadas., Los bioensayos de peces y dáfnidos son bien aceptados por las comunidades científica y reguladora, pero su duración (48 horas o más) y el considerable tiempo y esfuerzo necesarios para el cultivo de los organismos de prueba hacen que su aplicación al cribado de muestras sea problemática. Los ensayos microbianos y bioquímicos basados en la inhibición de la bioluminiscencia, la actividad enzimática, la biosíntesis enzimática, el crecimiento, la respiración y la producción de calor son típicamente más rápidos y menos costosos que los bioensayos tradicionales y de peces. Algunos de estos ensayos se aproximan o igualan a la sensibilidad de los dáfnidos a los metales pesados., Dado que el suelo actúa como sumidero de metales transportados por el aire y aplicados a los desechos, la absorción de metales por las plantas y los impactos tóxicos asociados son importantes. La inhibición del crecimiento, la inducción enzimática y la producción de proteínas de estrés se han considerado como puntos finales de toxicidad. Se han desarrollado pruebas enzimáticas específicas para la toxicidad de metales pesados. Estos ensayos pueden facilitar las evaluaciones de la reducción de la toxicidad. La detección de metales individuales en el medio ambiente puede eventualmente ser posible utilizando biosensores consistentes en microorganismos modificados genéticamente., Se han desarrollado ensayos directos en fase sólida para determinar la toxicidad del suelo, los sedimentos o los lodos, utilizando como punto final la bioluminiscencia bacteriana o la actividad enzimática. Estos ensayos pueden complementar los ensayos tradicionales de toxicidad en fase sólida en los que se utilizan nematodos o lombrices de tierra como organismos Indicadores. Con base en el trabajo revisado, sacamos las siguientes conclusiones: 1. El ensayo de Microtox es sensible al mercurio, pero no detectaría la toxicidad de ciertos metales, como el cadmio., Entre todos los ensayos microbianos revisados, el bioensayo basado en la inhibición del crecimiento del alga Selenastrum capricornutum parece dar la EC50s más baja, similar a los observados para los bioensayos de daphnid. 2. Los biosensores, que utilizan microorganismos modificados genéticamente, ofrecen un medio elegante de detectar la presencia de metales pesados específicos en muestras ambientales. Sin embargo, en la actualidad, no están diseñados para evaluar la toxicidad de los metales pesados. 3., El uso de bioensayos específicos para la toxicidad de metales pesados puede ser útil para evaluar directamente la biodisponibilidad de estos tóxicos en muestras ambientales, evitando así la necesidad de fraccionamiento.+4